Todo hace indicar, al menos en el comienzo del año, que las ventas de automóviles comienza a remontar. Falta le hace a la industria, especialmente a los concesionarios y los importadores. Son lo que peor viven esta situación. Los fabricante, mal que bien, tienen otros mercados donde colocar sus productos en países con demanda.
Estas circunstancias de bonanza comercial derivadas de planes de ayuda a la compra, siguen sin ser suficientes para las metas de muchos de nuestros concesionarios. Especialmente los que mantienen las mismas estructuras de cuando se vendían en este país mas de millón y medio de automóviles al año. Es como si todavía estuvieran en lo al primer lustro de la primera decada del presente siglo.
Vender un millón y medio de coches por año es historia. Como es historia comprar una casa y venderla dos años despues por el doble del costo. La “burbuja” funcionaba y nos frotabamos las manos. Esto no va a volver. Al menos en los próximos diez años. Por lo tanto, es cuestión de adaptar las estructuras a las nuevas tendencias del mercado.
Es evidente que el parque de automóviles español ha envejecido peligrosamente. Mas de la mitad de los coches que ruedan por nuestras carreteras tienen más de once años. Son muchos coches a punto de “morir” o de sufrir el cambio generacional. De aquí la proliferación de la ITV, uno de los pocos negocios, junto a los talleres de intervención rápida, que consiguen sobrevivir en la crisis del automóvil.
Los concesionarios deberían tomar buena nota y adaptarse las circunstancias. Disponen de instalaciones y personal para montar este tipo de servicio, además de una base de datos de clientes donde pueden controlar los momentos de intervención de cada coche que han vendido. Nuevo y de ocasión.
Los concesionarios no paran de quejarse. ¿Pero que han hecho por arreglar la situación? Si un cliente ha dejado de ir al taller oficial es exclusivamente por el precio de las intervenciones. Ofrezcan las mismas tarifas de Aurgi, Norauto, AutoFervt y compañía. Si ellos lo hacen y ganan dinero, ¿por qué no adaptan las mismas medidas?
Todo esta más que inventado, es cuestión de adaptación. Recuperar al cliente. Montar una ITV para un concesionario no tiene mayor problema. Son muchos los inversionistas que ha descubierto en la Inspección Técnica de Vehículos una fuente de ingresos bastante interesante.
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