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Marc Márquez, la excepción de la regla

Por Tomás Diaz-Valdés
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tdiazvaldesmotorpointcom/11/11/22
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Siempre he dicho y seguiré diciendo que en el deporte como en todos los sectores de la vida humana hay tres divisiones muy concretas: los de excepción, los de primera y el resto. En mi larga experiencia en el motociclismo deportivo, más de sesenta años en la que he practicado en la mayoría de sus facetas, he trabajo y he viajado y he escrito en “AS” de gran premio a gran premio durante treinta años, he visto de casi todo.

Es decir, por muy tonto que uno sea, me permite opinar, mal o bien, de este deporte que ha sido parte importante en mi vida. Durante estos años –ya muchos desgraciadamente- he sido testigo en vivo y en directo de la consecución de bastante titulos mundiales por parte de pilotos españoles. Me emocioné siempre, lo confieso.

He tenido la satisfacción de conocer y convivir con los mejores: Mike Hailwood, Agostini, Surtees, Taveri, Roberts, Saarinen…También con los mejores técnicos como Jorg Möller, Jan Thiel, Antonio Cobas. Y, ¡como no! , mi Angel Nieto –lo de mi es por razones obvias. Algunos me entenderán-, Ricardo Tormo, Santi Herrero, Ramón Torras, Jorge Martínez “Aspar”, “Sito” Pons, “Crivillé”, “Champi” y Alzamora. Con ellos viví sus días más gloriosos.

Sin embargo, y lo lamento de veras, porque me encanta su forma de pilotar y su tesón a pesar de los años, no conocer personalmente a uno de los más grandes de este deporte: Valentino Rossi, a pesar de conocer a su padre. Y lo mismo he ha ocurrido con el más grande entre los grandes, nuestro Marc Márquez. He tenido la oportunidad de hablar con sus progenitores, pero directamente con él, no.

A pesar de ello, he seguido su carrera deportiva desde casi sus inicios. He sufrido y emocionado con toda su trayectoria. Su forma de ser, su forma de pilotar y, sobre todo, su manera de montar en moto. Tengo que reconocer que me ha cautivado, como a la mayoría de los aficionados.

Para colmar la ultima gota del vaso, su planteamiento en la ultima confrontación. En el Gran Premio de Japón. Siempre he dicho que el mayor peligro de los pilotos valientes –como es el caso- esta en poner más corazón que cabeza. Que hasta que no cumplen los 25 años, es así. Es tal la excepción de la regla que con Márquez se rompe. El pasado domingo la cabeza siempre estuvo por delante de su corazón. Y ganó, como no podía ser de otra manera. Lo hizo como los grandes, como el más grande entre los grandes. ¡Enhorabuena, Campeón!

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