La falta de resultados españoles en la F-1 han hecho perder interés por parte de los aficionados españoles. Y si a estos incluimos que los que van delante son siempre los mismo con resultados parecidos, sobra cualquier argumento de defensa.
La F-1 fue un espectáculo. Eran otros tiempos donde primaba el piloto sobre el coche. El reglamento técnico de la Federación que controla el automovilismo deportivo, puede ser la puntilla de esta disciplina. Digo esto por los últimos resultados. Las máquinas, los coches, están por encima de los hombres, los pilotos. Daba pena contemplar la impotencia de dos campeones del mundo, luchando en las últimas posiciones.
No tengo más remedio que reírme ante los comentarios de algunos ilustrados opinadores. Sobre todo los apasionados por la F-1 que pierden objetividad en sus críticas. Es como si estuvieran ciegos. Y lo están. Los Lobato y compañía no se dan cuenta de lo que está pasando. Lo que llaman el mayor espectáculo deportivo mundial está convirtiendo en un somnífero muy superior al “Lexatin”; además, sin receta.
Viene esto a cuento por los resultados de esta temporada y la anterior. Los coches Mercedes continúan imbatibles. Tienes los mejores motores, la mejor aerodinámica y la organización. Tanto es así, que otros equipos han intentado fichar a los técnicos, incluida la ingeniera española –mujer para más señas- sin obtener la más mínima atención.
¿Los pilotos? Cuentan menos. Por ejemplo, si Carlos Sainz pilotase uno de los coches plateados se subiría, como mínimo, al podio. ¡Seguro! De aquí la importancia del coche. Está claro que los motores Renault son los últimos de la contienda. Los Honda, que son los motores de McLaren, son prematuros. Están pasado por la incubadora. Y si la reglamentación no cambia me temo lo peor.
Por lo tanto, estamos ante una temporada con pocos alicientes competitivos. No siquiera Ferrari, que son los coches más se acercan a los alemanes, van a ser enemigo a considerar. Hasta la Sra. Merkel influye en los resultados. Esto es lo que hay. Basta con ver las audiencias televisivas del pasado domingo publicadas en nuestra web. Una demostración de la pérdida de interés por la F-1 y el crecimiento espectacular por una disciplina como MotoGP donde el piloto todavía cuenta.
Para terminar voy a poner dos ejemplos. En F-1, el mejor coche es seis décimas de segundo por vuelta mejor que el siguiente; el piloto, puede ser entre 3 y dos décimas de segundo en las mismas circunstancias. En MotoGP la importancia del piloto prima sobre la máquina: Si una montura es cinco décimas de segundo superior a la siguiente, el piloto supone entre seis y siete décimas –caso Marc Márquez- superior a los siguientes. Esta es la cuestión. Estamos hablando por vuelta. Hagan números.
Si (
No(
