El "saloncito" de Madrid

No es la primera vez que lo decimos y tampoco será la última. Los salones de automóviles, en lo que fue su esencia, tienden a desaparecer. Las nuevas tecnologías –cuando hablamos o tratamos este tema en su base, Internet- está fulminando muchos sectores, especialmente el de la comunicación en la industria de automoción. Las marcas ya no necesitan certámenes exhibicionistas para sus productos. Disponen de excelentes páginas webs dónde el lector o navegante de las redes sociales puede encontrar lo que quiere. Unas circunstancias que están acabando poco a poco, día a día, incluso con las revistas especializadas en papel de pago.

Hemos estado en el Salón del Automóvil de Madrid. ¡Decepcionante! Más que Salón, con todo lo que entraña esta definición, es un mini-salón. Las ausencias de marcas como Citroën, Peugeot, Audi, Volkswagen, Skoda, Volvo, así como las espectaculares consideradas como Premium - Aston Martin, Bentley, Rolls Royce y otras como Subaru, SsangYong, han dejado bajo mínimos la importancia del certamen madrileño.

Las marcas presentes, a excepción de algunos grupos, lo han hecho por la presión de las redes de concesionarios. El Salón de Madrid, no cabe otro objetivo dadas las circunstancias, se ha convertido en una exposición –casi generalista- de venta de coches nuevos. El visitante tiene la oportunidad de ver, tocar y probar los vehículos más atractivos y que se ajusten a sus deseos.

No hay primicias que no se conozcan con antelación. Están todos los coches que son y no faltan los que no son, a excepción de las marcas ausentes. No hay más. Cuatro pabellones (1, 2, 3, 4 y el cinco como pista de pruebas). La marca o grupo como mayor despliegue es el de Mercedes, que ocupa en su totalidad con sus modelos, incluido Smart.

Mención especial y fiesta a lo grande, como se merecen los sesenta años de profesionalidad de Enrique Hernández Muñoz, “Luike”, creador y fundador de las que fueron grandes revistas del sector (Motociclismo, Autopista, Automóvil, etc). ¡Enhorabuena, Maestro!

El acto inaugural no ha tenido nada que ver con lo que vimos en anteriores ediciones. Una mini -como el propio salón- representación de los políticos de turno y los cortesanos habituales. Más parecía un paseo entre amigos que un acto de importancia. Por no venir no estuvo la Presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, que de forma habitual siempre está presente en actos con menor importancia. Suponemos que habrán sido sus asesores de actos y homenajes los que aconsejarían su no presencia. Y eso que estamos en fase electoral. En anteriores ediciones siempre se ha contado con las más altas jerarquías de este país.