Probamos el divertido MINI Cooper S Cabrio

Comienzo esta prueba de un modo distinto a las demás. Tengo en cuenta que durante el presente año he sido afortunado al poder probar auténticos coches de una exclusividad mayúscula. Ahora bien, para mí, personalmente, el MINI es un coche muy especial.

Desde el primer momento que comienzo a admirar las líneas del nuevo MINI Cooper S Cabrio, puedo observar que su diseño está cada vez más cuidado. Aunque conserva su línea juvenil, mantiene esos detalles que le confieren un estilo de exclusividad concentrado en dimensiones reducidas. No tan reducidas en esta última generación. Es más, se podría afirmar que, el MINI, ya no es tan ‘mini’.

Una vez me subo al pequeño compacto, percibiendo que puedo entrar de forma más cómoda que en la generación anterior (mido 1,84), me dispongo a pulsar el botón rojo de arranque situado en la parte inferior de la consola central que simula a los pulsadores de aviones de combate. Después, mi ansiedad por disfrutar del buen tiempo hace que comience a desplegar la capota de lona en sus dos fases. La primera a modo de techo eléctrico y la segunda dejando al MINI como un auténtico descapotable. Esta acción me lleva unos segundos, según datos oficiales 18. Poco después descubriré que se puede llevar a cabo en marcha sin sobrepasar los 30 Km/h.

Impresiones de conducción

Una vez me sitúo a los mandos del MINI, me entusiasma observar que llevaré conmigo el cambio manual, y las sensaciones serán más auténticas. Si bien, quizá mi destreza, al pasar de una marcha a otra, no sea tan rápida como la transmisión automática deportiva, auguro un divertimento mayor a la hora de manejar este Cooper S.

Comienzo mi recorrido en el modo ‘MID’, de los tres disponibles, es el más equilibrado. Empiezo a notar que esta generación de MINI ha ganado en muchos aspectos. Tanto la calidad como el aislamiento acústico son factores que han mejorado notablemente. Ahora bien, a los que nos gusta sentir el viento en la cara, no encontraremos problemas en este cabrio.

Pocos metros más adelante comienzo a incorporarme a una carretera. No puedo evitar situar el selector de modo en la posición ‘Sport’. Aquí empieza la diversión, como bien indica el propio coche. En este modo empiezo a sentir que la respuesta es más inmediata, el comportamiento de la dirección, el cambio de marchas o la dureza en la suspensión, si equipamos la denominada como ‘variable’.

Mi primera expresión ha sido la de un niño con un juguete nuevo “¡cómo mola!”. Además de esto, y recordando su potencial de 192 CV. Cabe destacar que en este modo, el MINI es capaz de emitir un ‘pertadeo’ a través de los altavoces (harman/kardon) que emula a un coche de competición. Una innovación interesante. Se escucha en el interior, pero no molesta a los de fuera. Aun así, bajo mi punto de vista, es algo que de no existir, también se podría disfrutar con sólo el rugir de su propulsor.

Por último, el modo Green aporta una conducción eficiente y más tranquila. Esto no hace que el coche pierda rendimiento, sino que esconde de forma leve los casi 200 CV disponibles. Además, aporta una conducción más suave, y ofrece un indicador de marcha óptima y eficiente. Sinceramente he utilizado poco este modo, la posición Sport ha tirado de mí de forma constante.

En cuanto al tema de la economía motor, puedo afirmar que el propulsor de 2 litros y 192 CV no es demasiado ‘gastón’. En mi recorrido no he rebajado los 7 litros/100Km de gasto medio, aunque debo decir que los atascos no son el mejor aliado para rebajar estas cifras, tampoco en ciudad. Tan sólo encontramos consumos comedidos circulando en carretera a régimen medio.

Por otro lado, es importante mencionar que el MINI ha ganado en autonomía, ya que con el depósito lleno, el ordenador de abordo indicaba unos 500 Km aproximadamente. Y es que a pesar de que se ha reducido la capacidad del depósito de combustible, de 50 litros ha pasado a 44, el gasto también se ha reducido y por consiguiente es capaz de ofrecer una autonomía mayor.

Habitáculo interior

El interior del MINI resulta muy característico a nivel estético. Los botones de accionamientos eléctricos con forma de palanca llaman mucho la atención, además de resultar muy originales. Lleva a cabo la ya habitual imagen ‘Vintage’ combinando la última tecnología con rasgos de estilo clásicos.

Da gusto ver que el cuentakilómetros se ha situado detrás del volante, en lugar de colocarlo en la consola central que nos desviaba la vista de la carretera cuando queríamos consultarlo. En su lugar, ahora existe una gran pantalla en forma circular en la que podemos ver la información del vehículo en marcha, el sistema manos libres bluetooth, el equipo de audio, o bien el navegador GPS. Todas estas funciones se manejan de forma sencilla e intuitiva mediante un ’joystick’ situado en el túnel de transmisión. Ahora bien, la manipulación de este selector no se realiza muy cómodamente si llevamos el apoyabrazos en posición horizontal. Algo que también molesta cuando tiramos de la palanca del freno de mano. Sí, esta generación todavía lleva palanca y no accionamiento electrónico. A los que le guste hacer ‘el cabra’ esto les entusiasmará, aunque yo recomendaría dejarlo solo para su uso a la hora de aparcar el coche.

He podido apreciar el salto cualitativo que se ha llevado a cabo en todo su entorno. La anterior generación del modelo contaba con algunos plásticos con un ajuste inferior, y en las versiones deportivas con sus correspondientes suspensiones de corto recorrido, se apreciaban leves “traqueteos” que desfavorecían su acabado. En el modelo 2016 esto ha sido solucionado notablemente.

Me ha costado algún tiempo hacerme con la postura de conducción que mejor se adaptase a mi gusto. Y no por el hecho de que carezca de regulaciones, sino porque los accionamientos no me han resultado demasiado precisos.

El MINI es un vehículo considerado de cuatro plazas (2+2) y aunque ha aumentado su longitud, este aspecto continúa siendo incómodo. Acceder a las plazas posteriores requiere de cierta agilidad y más aún si no lo descapotamos. Además el espacio para las piernas de los ocupantes traseros es tan escasa como el volumen de su maletero, pues su capacidad de carga no supera los 160 litros.

Ficha técnica

* Puedes consultar AQUÍ UNA COMPARATIVA con otros modelos de su clase

Las notas

Conclusión

No podemos obviar que el MINI es un coche de capricho. Carece de ser un vehículo práctico debido a sus dimensiones que, por el contrario, le hacen un buen aliado en ciudad. Ahora bien, este cabrio ofrece mucha exclusividad, aunque eso se paga como muestra el coste de la unidad de prueba. Este comentario, es lo más objetivo que puedo escribir sobre este coche, ya que, si el bolsillo me lo permitiera, no dudaría en tener uno de estos en el garaje. Aunque puestos a soñar, no dudaría en decantarme por la versión más deportiva del modelo, el John Cooper Works.