Renault Talismán Sport Tourer frente a sus rivales

Siempre he dicho, y repetiré hasta la saciedad, que la prueba de un coche no es llegar, hacer 100 kilómetros y punto. Dicho así, no se trata de una prueba, sino de una toma de contacto. Más o menos. Los coches hay que vivirlos, disponer de ellos como si se tratase del propio. Utilizando el vehículo en cualquier circunstancia. Es, entonces, cuando realmente se puede dar la opinión de un coche. Lo demás es salir del paso.

Con el Renault Talismán Sport Tourer (versión familiar) y con el motor turbo alimentado de gasolina (200CV), caja de cambios automática de doble embrague (7 relaciones), casi equipado a tope, lo he vivido durante más de quince días. He viajado por carretera, en ciudad y en las peores circunstancias climáticas. Más de 1.000 kilómetros. Por lo tanto, dispongo de información suficiente para dar una opinión objetiva de un coche que cuesta cerca 36.000 euros.

Terminación, confort y equipamiento

Lo primero que llama la atención, cuando te pones al volante, es la pantalla central vertical. Es como una Tablet donde controlas todo el vehículo en sus diferentes conceptos. Hay que decir –y más en este caso- que leer las instrucciones es pieza fundamental para sacarle el mayor partido. A través de la misma se controla absolutamente todo el vehículo en sus diferentes parámetros.

En este sentido, el Renault Talismán, especialmente en esta versión, tiene de todo lo necesario para hacer un coche más seguro, mejor comunicado y confortable. Los asientos son amplios y los delanteros pueden posicionarse a gusto del consumidor –tanto pasajero como conductor-, además de disponer de tres tipos de masajes controlando la presión y la velocidad del sistema. Todo se maneja eléctricamente.

El habitáculo es muy amplio. El maletero, con la persiana desenrollada, tiene un capacidad más que suficiente y sin rincones. Muy cuadrados. Otro detalle: el portón dispone de apertura y cierre eléctricos.

Después del largo recorrido y en variadas circunstancias, mi conclusión final es que no entiendo a muchos compradores de coches de este tipo, que prefieren pagar un veinte por ciento más –en este caso puede superar el 35 por ciento dado el equipamiento- por llevar un logo de “prestigio”. Lo pongo entrecomillado porque es un tema que merece un apartado especial. Cada cual puede hacer lo que quiera con su dinero. Pero lo digo como lo siento.

El Renault Talismán aporta mucho más que esos prestigiosos modelos que están en la misma línea: longitud, habitabilidad, prestaciones, garantía. Todo por un precio inferior y un coste de mantenimiento bastante más bajo.

Renault ofrece un producto de primerísimo nivel. Un coche europeo con componentes servidos por fabricantes europeos que montan a la mayoría de las marcas alemanas, francesas y españolas.

Prestaciones y consumos

Hablar de prestaciones y del consumo depende de los conjuntos motopropulsores demandados por el cliente. En este caso, nuestro Renault Talismán viene con un motor de cuatro cilindros de gasolina pura y dura. Eso sí, turbo alimentado y con una potencia de 200 CV. Es el mismo conjunto que se monta en otros modelos de la marca, como el Megane y Espace. Está sobradamente probado y ofrece un rendimiento notable.

El consumo depende de la forma de conducir. Por ejemplo, en nuestro viaje hasta Benidorm (490 kilómetros más o menos), con una duración de cinco horas con parada incluida y nunca superando una velocidad de 140 kms/hora, el consumo ha sido cercano a los 50 litros. Es decir, 9,3 litros para recorrer 100 kilómetros. Dicho de otra manera, 53 euros de coste total por viaje de ida. La vuelta es otra cuestión.

El promedio fue de 112 kms/hora. Está bastante por encima de lo que dice el fabricante, pero de los 8 litros no baja. En ciudad está en las mismas cifras. En este caso, mis preferencias se inclinan por la versión diésel de 130 CV, con la misma terminación y con precio de 3.000 euros menos. Además, cuenta con bastante más par de potencia (320Nm frente a los 260 Nm) y en las mismas circunstancias consume un 20 por ciento menos.

En lo que se refiere a prestaciones, bien. El motor es muy silencioso. El cambio automático de doble embrague y siete relaciones, excelente. Sin duda, uno de los mejores de este segmento. Tiene diferentes programaciones que mejoran el reprís y reducen el consumo.

La seguridad

Tanto en seguridad activa como en seguridad pasiva, el Renault Talismán Sport Tourer esta equipado con todo lo necesario y más. No vamos a hablar de los sistemas de control de tracción, ABS, estabilidad y todo su largo etcétera. Pero nos vamos a centrar en algo que está haciéndose muy común en otros modelos de la competencia, como son los sensores de radar laterales, traseros y delanteros.

Es una delicia. No solo como ayuda al aparcamiento, que mejora con la cámara trasera, si no como seguridad en carretera. Basta con poner el control de crucero a una velocidad determinada. El coche detecta y frena cuando se da alcance a un vehículo que tengamos delante. Guarda una distancia determinada, frena cuando hay que frenar y acelera en el momento oportuno. Sin necesidad de llevar los pies sobre los pedales.

Esto no es nuevo en los coches modernos, pero es digno de mención. Como los sensores de salida de carril. En este caso son sonoros y con vibración, que pueden ser molestos, pero evitan despistes. No entendemos que no incluya el sistema de forzar la dirección de carril. Ya lo montan la mayoría de las marcas. Hay a quién le gusta y a quién no. Yo soy de los primeros. Se echa de menos.

Conclusión

Bien, pero el consumo es alto. El precio, bien. El confort, extraordinario. Centraría los mandos en los radios del volante. Mantener el anticuado sistema -fue un adelantado de su tiempo- de mandos de la radio y el teléfono por delante del volante, es pasado. Lo mismo digo del sistema de cambio de carril. Debería incluir el sensor de dirección.

Dadas las limitaciones de velocidad de nuestras carreteras, me inclino más por la versión de motor diésel de 130 CV y cambio automático de doble embrague y siete relaciones. Además de ser más económico, el consumo y las emisiones de CO2 son inferiores.

Como punto final, insisto en la lectura de todo lo que aporta en conectividad, así como en su funcionamiento. Se le puede sacar bastante más partido.