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Indy 500

Chupando rueda en Indianápolis
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Chupando rueda en Indianápolis

Por Colaboradores
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viernes 19 de mayo de 2017, 13:03h

La lucha en el interior del óvalo de Indianápolis durante la celebración de las 500 Millas tiene más que ver con el ciclismo de competición de lo que cabría pensar.

De la misma manera que en una cronometrada por equipos cada integrante aprovecha el rebufo del ciclista que lleva delante para ir más rápido, y unos y otros van intercambiando posiciones para repartir el esfuerzo y conseguir que el conjunto sea lo más veloz posible, la Indy 500 no sería lo que es como espectáculo si durante dos horas y media, más o menos, todos y cada uno de los participantes jugasen a este mismo juego.

El resto del tiempo que queda hasta la finalización de la prueba también lo harán, pero en modo «escapada», para que nos entendamos, de modo y manera que la historia para cada piloto de la cabeza se convierte en ese punto, en conseguir la mayor cantidad de rebufos mientras intenta por todos los medios que nadie aproveche el que deja tras de sí su propio coche…

La base de todo esto reside en que los objetos que se abren camino a través de un fluido generan en él una diferencia de presiones a su paso. Ocurre con los barcos en el agua, con los aviones en el aire, y, por supuesto, con los ciclistas y con los coches de carreras en carretera o circuitos.

El aire es un fluido, liviano pero fluido al fin, de manera que cuando lo atraviesa un monoplaza crea una especie de burbuja que deja tras de sí una zona de aspiración que llamamos rebufo, un lugar donde se puede ir tan rápido como quien va delante pero invirtiendo un menor esfuerzo, lo que, hablando de las 500 Millas, supone una mayor economía del combustible y que los neumáticos duren más. Es decir: menos pitstops.

El drafting —que es así como se llama al tradicional chupar rueda ciclista—, no sólo está permitido en la Indy 500, sino que sería impensable disputarla sin su contribución, de forma y manera que los 33 participantes van a hacer uso de él para reducir los repostajes y cambios de gomas,.

Y por supuesto, para alcanzar velocidades superiores a los 350 km/h (unas 217 millas por hora) a lo largo de los 804 que completan la prueba, ya que ir a rebufo cuando la distancia entre los coches es muy corta o prácticamente inexistente (bumpdrafting), facilita que dos coches o más vayan más rápido que en solitario. Incluso el que abre camino se beneficia del drafting, aunque así y todo, seguirá haciendo un esfuerzo mayor que el resto, por lo que en determinados momentos, le compensará ceder la posición para tomar el rebufo de un rival, por ejemplo.

Obviamente, para que todo esto funcione el vehículo tiene que estar diseñado para dar rebufo y para aprovechar el que le aporta el de delante.

De forma que en los coches de IndyCar Series tenemos un kit aerodinámico específico para óvalos que consiste en que los alerones ofrecen muy poca resistencia al avance (drag), lo que sumado a la carrocería y el semicarenado de las ruedas traseras, permite que la zona de rebufo sea bastante amplia y desde luego, muy estable, circunstancia que facilitará que un compañero de equipo o un oponente metan morro, chupen rueda y se pongan a cola con relativa facilidad.

Volviendo al ejemplo del principio, en una prueba como las 500 Millas de Indianápolis, como en una carrera ciclista, todo el mundo es consciente de la importancia de correr rápido y bien en pelotón, pero a diferencia de la Fórmula 1, donde el planteamiento competitivo es más individual, los diseños que se utilizan en la cita norteamericana están perfectamente preparados para ello.

Eso sí, no olvidemos nunca la velocidad a la que se desarrolla este juego…

Texto: Jose Tellaetxe Isusi [Orroe]

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