OPINIÓN

Salon de...

Tomás Diaz-Valdés | Jueves 02 de octubre de 2014

En estos días se celebra uno de los acontecimientos más importantes del motor, el Salón de Paris o “Mondial de Lautomobile” como les gusta llamar a nuestros vecinos franceses. Un certamen en que las marcas francesas, por aquello del chauvinismo galo, aprovechan para presentar las últimas novedades. De hecho, Renault, Peugeot y Citroën se vuelcan en esta celebración.

Paris, junto con Fráncfort y Ginebra, son los salones europeos de mayor renombre. Ni los de Italia y los que se celebran en nuestro país tienen tanto interés para los medios de comunicación, si la organización no les invita con mantel puesto.

Sin embargo, a pesar de toda esta parafernalia, los salones ya no son lo que eran. Y decimos esto, porque si años atrás estos certámenes exponían auténticas primicias, ahora ya son conocidas mucho antes de la presentación de estas novedades. Los medios de comunicación han cambiado y la actualidad es rabiosa como nunca.

Desde hace meses se conocen los nuevos modelos. Son las propias marcas las que se encargan de enviar los correspondientes dossiers de prensa con pelos y señales –incluyendo fotos y videos- a todos los medios, incluidos los digitales.

En suma, han pasado de ser un certamen de la moda automovilística a convertirse en un despacho de relaciones públicas y reuniones de ejecutivos de las diferentes marcas presentes. Un desembolso enorme para demostrar el poderío y el aquí estoy yo, aunque la crisis todavía se mantiene en el sector.

Los medios de información tienen dos motivos para hacerlo. Conectar con los ejecutivos responsables del marketing e intentar sacar el mayor porcentaje de sus presupuestos publicitarios. Algo en el que coinciden una gran mayoría y que satura de peticiones en las circunstancias actuales; otros, porque son invitados a pan y mantel y no les cuesta un duro, cuando la información la tienen en Internet. Así es el mundo de los certámenes automovilísticos, incluido el de Paris. Todo se aprovecha.


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