MOVILIDAD ELÉCTRICA

La evolución de la autonomía de los coches eléctricos

Reportaje

Carga ultrarrápida y recarga inalámbrica: innovaciones que transforman la experiencia del conductor.

Miércoles 03 de septiembre de 2025
El coche eléctrico se consolida como una opción viable gracias a avances en autonomía, con modelos que superan los 400 km por carga. Las baterías de última generación mejoran la eficiencia y seguridad, mientras que la expansión de estaciones de carga ultrarrápida y la recarga inalámbrica optimizan la experiencia del conductor.

El coche eléctrico ya representa el presente del mundo del automóvil. Los continuos avances de este tipo de movilidad la sitúan en una posición preferente, no solo para el futuro a corto y medio plazo, sino para el momento. Son muchos los factores que influyen en esta tendencia, tanto internos como externos, y hay uno que ha adquirido una especial relevancia.

Hablamos de la autonomía de coches eléctricos, aspecto esencial para entender el crecimiento de la industria. Para muchos conductores, la pregunta más habitual antes de optar por un vehículo de este tipo es: ¿cuántos kilómetros puedo recorrer con una sola carga? En 2025, la industria ha alcanzado un punto en el que la respuesta es más favorable que nunca. La mayoría de modelos garantizan un mínimo de 320 kilómetros, mientras que cada vez son más los que se acercan a los 500 km de autonomía.

Las baterías de mayor capacidad están ganando presencia y el resultado es muy satisfactorio para el conductor, ya que permiten viajes largos con menos paradas.

La revolución de las baterías de última generación

Durante años, el principal obstáculo para la adopción masiva del coche eléctrico fue la limitada capacidad de las baterías. Gracias a la investigación y la inversión de grandes fabricantes, este problema empieza a quedar atrás. Las baterías de última generación presentan mayor densidad energética, lo que significa que almacenan más energía en un mismo espacio. También son más duraderas y eficientes, reduciendo las pérdidas y alargando su vida útil.

Esta nueva tecnología ha sido determinante para que prácticamente todas las marcas del mercado ofrezcan, al menos, un modelo que permite conducir 400 kilómetros con una sola carga. El salto tecnológico es evidente, pues además de la autonomía, estas baterías permiten una carga más rápida y segura. Al sustituir el electrolito líquido por uno sólido, se reducen riesgos de sobrecalentamiento y se incrementa la capacidad de almacenar energía.

Carga ultrarrápida y recarga inalámbrica

Otro elemento que contribuye a la mejora es la logística de la carga de la batería. Ahora hay más estaciones de carga ultrarrápida en ciudades y carreteras principales. Estas estaciones permiten recuperar una parte significativa de la batería en cuestión de minutos. También es importante la capacidad del vehículo. El smart #1 es un buen ejemplo de esta evolución, pues presenta una autonomía máxima de 440 kilómetros y una carga rápida del 80% que no se demora más allá de los 30 minutos.

La solución se vuelve incluso más práctica. Los conductores pueden recargar simplemente estacionando el vehículo sobre una plataforma especial, sin necesidad de cables ni conectores. Utiliza una tecnología inalámbrica que todavía está en proceso de consolidación y que significará el siguiente gran paso de la industria.

Factores que influyen en la autonomía real

Aunque los avances tecnológicos son muy significativos, la autonomía de un coche eléctrico no depende únicamente de la capacidad de su batería. Existen otros factores que influyen directamente en la distancia que se puede recorrer antes de recargar.

El estilo de conducción es uno de ellos. La llamada eco-driving se ha convertido en un hábito recomendado para los propietarios de eléctricos. Una conducción tranquila y sin acelerones ni grandes velocidades puede ampliar notablemente la autonomía. También influye el uso de sistemas como el aire acondicionado o la calefacción, que consumen energía de la batería. En este sentido, los conductores conscientes pueden optimizar sus trayectos aplicando técnicas sencillas.

En esta ecuación también se sitúa el mantenimiento. Un coche bien cuidado rinde mejor y consume menos energía. En los eléctricos, resulta esencial prestar atención a elementos como la presión de los neumáticos, ya que un nivel inadecuado aumenta la resistencia y reduce la autonomía. Asimismo, se recomienda iniciar la marcha poco después de haber cargado el vehículo, para aprovechar el motor en condiciones óptimas.

La autonomía también depende de circunstancias que escapan al control del conductor. El clima es uno de ellos; el viento en contra o las temperaturas extremas pueden afectar al rendimiento de la batería. Lo mismo ocurre con el terreno, pues una carretera llana favorece el ahorro energético, mientras que las pendientes o los trayectos con muchas curvas incrementan el consumo.

La autonomía deja de ser el problema

La autonomía de los coches eléctricos ha pasado de ser una debilidad a convertirse en un argumento de venta cada vez más sólido. La media actual crece hasta los 400 kilómetros, una cantidad suficiente para la mayor parte de los desplazamientos diarios.

Si a esto sumamos el despliegue de estaciones ultrarrápidas, el avance de la carga inalámbrica y la llegada de las baterías muy sofisticadas, el panorama para los próximos años es muy optimista. Lo que hoy supone un éxito, quizá en un futuro puede quedarse corto y la cifra objetivo se sitúe en 800 kilómetros con una sola carga. Lo que está claro es que la autonomía ya no es un límite infranqueable, sino un terreno en constante evolución que democratiza al coche eléctrico.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas