Una clara señal del cambio de tiempos y modas. De hecho, el Puma era un cupé hace veinte años, mientras que hoy es un crossover. Pero algo en común entre las dos generaciones, aparte del nombre y la fundación de la Fiesta, sigue ahí. Y es el placer de conducir, lo que asegura el nuevo SUV de Ford gracias a las excelentes calidades de chasis y su renovado motor EcoBoost.
El 1.0 de tres cilindros, de hecho, se propone con una apariencia electrificada: un sistema híbrido suave de 48 voltios que le da nueva vida al de 155 CV, capaz por lo tanto de un rendimiento verdaderamente notable y, no menos importante, también consume poco. En el interior, el Puma sigue las formas del Fiesta. Pero la distancia entre ejes de más de 10 cm da un poco más de espacio detrás y en el maletero. Este último, presenta la solución Megabox original, diseñada para almacenar objetos.
Nueva vida para EcoBoost. Híbrido, sí, pero nada trascendental. El EcoBoost, de hecho, adopta el ahora extendido sistema suave de 48 voltios. Pero en este caso, con el motor de 155 CV (también está el de 125 CV) esta muy equilibrado. Se beneficia de una turbina más grande que le ha dado un impulso extraordinario a mayores revoluciones, con un notable cambio de ritmo. Al mismo tiempo, el tricilíndrico no sufre nada en la respuesta por el apoyo eléctrico que el fabricante cuantifica en 50 Nm.
Un motor muy agradable, por tanto, doblemente convincente si tenemos en cuenta también el consumo: hemos constatado 15 km / litro en promedio y, aproximadamente, lo mismo en la ciudad. Todo esto se completa con un comportamiento aceptable, gracias a una dirección nuy afinada y un buen chasis: las suspensiones, ajustadas, son sólidas y apoyan firmemente, todo en beneficio del manejo y el placer de conducción.
IEl Puma también trae una nueva instrumentación. Es un panel digital de 12,3 pulgadas, bien hecho en cuanto a gráficos y disposición de los elementos. La información está bien distribuida y es claramente legible, pero con un margen limitado de personalización. El diseño cambia solo en términos de colores, según los cinco modos de conducción elegidos: normal, eco, deportivo, bajo agarre, suciedad. A lo sumo, es posible hacer visible o no el tacómetro.
El infoentretenimiento, por otro lado, es el conocido Sync 3 (estándar), un sistema fácil de usar, sensible a las entradas y equipado con todas las funciones necesarias, incluido el módem interno para los servicios FordPass y la interfaz de Apple y Android. aunque exclusivamente mediante cable USB y no inalámbrico. Carga inalámbrica para el smartphone, en cambio, a través de la base de la consola central.
En cuanto al espacio, el nuevo crossover se beneficia de una distancia entre ejes más larga que el Fiesta (259 centímetros en lugar de 249), aspecto que aporta beneficios sobre todo detrás. Específicamente, hay seis pulgadas adicionales para las rodillas. Pero es en el maletero donde el Puma asume un claro predominio.
El compartimento se completa con el portón trasero de apertura automática con movimiento de pie y, en términos de volumen, si el Fiesta tiene 232 litros, el Puma llega a 290 con el piso de carga abajo. Y eso no es todo, porque hay otros 73 litros que ofrece la llamada Megabox: se trata de un gran habitáculo bajo el piso de carga, un compartimento de forma más que regular pensado para guardar botas de esquí mojadas, botas embarradas, maceteros y cualquier otra cosa.
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