El Ferrari 250 GTO de 1963 se habría convertido en el vehículo más caro del mundo al ser subastado y adquirido por un individuo que ha pagado la astronómica cuantía de más de 38 millones de euros (52 millones de dólares). La exclusividad de este tipo de modelos clásicos y la especulación con ellos hacen de estos coches auténticas joyas para tenerlas bien guardadas en el garaje a prueba de bomba.
Muchos son los factores de los que depende el precio de un deportivo como éstos. Requiere una revisión exhaustiva de su estado, los años del vehículo, y sobre todo, un factor importante de cotización es, quién ha conducido el vehículo, o qué tipos de carrera ha ganado o ha participado.