F1: lentitud y aburrimiento

      La nueva reglamentación técnica en F-1 ha dejado al piloto en un segundo plano. Hasta el punto que un participante de segunda división puede batir a los de primera, incluso con muchos titulos mundiales en su haber. La máquina una vez más tiene bastante más importancia que quién la conduce.

      Una muestra palpable son los resultado del Gran Premio de Australia que se disputado en Melbourne. Bien es cierto que todavía queda mucho camino por delante y que el panorama, por el bien de esta especialidad deportiva,  debe cambiar. Son muchos los millones de euros que se juegan los equipos de primer nivel para que las diferencias mecánicas sean tan desiguales.

      Los pilotos están desilusionados porque no saben que hacer. Los coches son más lentos que los de la anteriores temporada y las restricciones aerodinámicas y las limitaciones en los conjuntos motopropulsores por aquello de la contención del consumo, han dado paso a los nuevos protagonistas de F-1, los ingenieros informáticos. De ellos depende que un coche sea dos segundos por vuelta más rápido o dos segundo más lento. De ello depende el triunfo- Da lo mismo que el coche lo pilote Fernando Alonso, Vettel, Hamilton o él ultimo de la parrilla.

     Una situación que compromete a un deporte y le pone en la picota del aburrimiento supremo. Si querían animar el espectáculo, a tenor por lo visto en Melbourne, ha sucedido todo lo contrario. No es la primera vez que sucede que un reglamento sea cambiado  como consecuencia de los resultado, especialmente en la F-1.

     Por lo tanto, suponemos, que estos días los “sabios” de la FIA, el Sr. Ecclestone y compañía, sin olvidar a los patrocinadores, tomaran las medidas  para que la F-1, dentro de las limitaciones adecuadas, vuelta a ser una competición de mayor igualdad mecánica, en la que destaquen los deportistas que mejor piloten. ¿O no?

Como ha manifestado Flavio Briatore a la Gazzetta Dello Sport, quién dio el primer titulo mundial a Fernando Alonso: “Es indignante un espectáculo como el que vimos el domingo. significa no respetar al público, patrocinadores y la televisión, que son los que pagan. Han transformado en aburrimiento una de las disciplinas deportivas más bellas del mundo. El publico no podia entender como los pilotos no atacaban para no gastar gasolina. Un espectaculo indescifrable, deprimente… El final ha sido desastroso. Obligar a los conductores a ir más lento es una contradicción. Es como si en el Futbol se estableciera una regla que Ronaldo no pueda tocar la pelota más de 10 veces por partido”