En efecto, de las cuarenta y ocho vuelta que dio al circuito, 34 la hizo por debajo del 1:40, dando su vuelta más rápida en 1:38,737; mientras sus rivales mas directos en el campeonato, el que más se acercó fue Lorenzo, con20 vueltas por debajo del 1:40, dejando su vuelta más rápida en 1:38,999; Valentino Rossi a continuación, con nueve vueltas de las 40 que rodó, con su mejor registro en1:39,063; Pedrosa solo dio 42 vueltas de las que en doce bajo del 1:40, dando su vuelta más rápida en 1:39,377.
¿Qué tiene este “niño” –me refiero a Marc Márquez- que no tienen los demás? ¡Magia! Pilota con seguridad y valentía, confianza en si mismo y con la moral por las nubes. Cuando se llega a este nivel de pilotaje, sobra cualquier calificativo. Además, tiene la moto más competitiva; sobre ella, tiene una superioridad de tres décimas de segundo por vuelta. No es la diferencia –muchos años atrás. Que tenía la MV-500 de cuatro cilindros de Agostini frente a las monocilindrícas Norton o Kawasaki tricilíndricas de la epoca. Con esta diferencia mecánica ganaba con una mano. Como le vimos en muchas ocasiones.
Lo de Márquez es diferente. Gana él con una buena montura. Esta es la diferencia. Y como ejemplo sirva el contraste con Pedrosa: llevan la misma montura y la diferencia es clara y contundente.
Para seguir con los recuerdos, también voy a remontarme a la epoca de Nieto. Cambio de monturas y consiguió titulos mundiales con diferentes marcas; eso sí, siempre Eligio lo mejor de los mejor. Fue muy sabio en este sentido; incluso, rechazo propuestas de marcas menos competitivas, prefiriendo correr gratis con una buena máquina. Y así le fue.
Los tempos han cambiado. No tiene nada que ver. En aquella epoca, como mucho, se cambiaba un neumático por carrera. No había compuestos de goma ni carcasas diferentes. Ni electrónica. Como mucho, un muelle diferentes para la suspensión. Lo dicho, era otra epoca.
Pero volviendo a la actualidad, Marc Márquez es otra historia. Es uno de esos pilotos que cada cierto tiempo salen y rompe con la norma. Afortunadamente, tiene una buena máquina, un equipo que le entiende y la virtud de su pilotaje.