En efecto, la nueva reglamentación técnica de los Campeonato del Mundo de Motociclismo hace que esta disciplina iguale sus fuerzas mecánicas. En todas las categorías, incluida la de mayor espectacularidad, como es MotoGP. Una salida que merece la aprobación de todos los contendientes. De esta forma, se da mayor protagonismo a los pilotos. Todo lo contrario de lo que sucede en la F-1. Es una huida de este tipo de carreras, donde la máquina y la tecnología están por delante de la capacidad del piloto.

En MotoGP, la unificación de las centralitas de control es un paso adelante para igualar el potencial de las monturas. La diferencia entre una máquina oficial de fabrica y una satélite es mínima. Sin embargo, puede equilibrarse con el buen hacer del piloto. Tanto es así, que los registros de vuelta rápida están en un pañuelo, como puede comprobarse en la tabla de tiempos.

La elección de neumáticos, por ejemplo y especialmente en MotoGP, pueden decidir una carrera. Son muchas las alternativas para elegir la goma adecuado, la textura y la dureza del compuesto en el flanco derecho o flanco izquierda. Este circuito, por su situación en pleno desierto, con vientos casi constantes de arena, hacen que es el asfalto pierda adherencia.

También se suma las curvas de este trazado y su larga recta en la que se alcanza velocidades superiores a los 330 kms/hora para, al final, exigir una frenada para reducir la velocidad a 90 kms/hora. La adherencia es vital después de una refrigeración de las gomas.

Sea lo que fuere, vamos a contemplar unas competiciones muy cerradas. Con cinco o seis piloto con posibilidades de ganar. En todas las categorías. Pero, especialmente, en la clase reina, que es la que tira del resto. Aunque tendremos que esperar a los resultados de este Gran Premio de Qatar, atípico por varias circunstancias, la igualdad acentúa y mejora el espectáculo de las motos. Un disciplina, que como le gustaba a mi buen amigo Ángel Nieto, se decidirá en la última curva de la vuelta final

¡Que mayor espectáculo!

Johan Zarco como un misil