Los fabricantes de coches preocupados por el "Brexit"

Las tres marcas alemanas, BMW, Mercedes y el Grupo Audi-Volkswagen, han comentado que las perdidas en facturación pueden alcanzar cifras importantes. El pasado año las tres compañías vendieron más 850.000 unidades. Esto significa que un aran ces del 10 por ciento, mínimo previsto para los productos europeos, supondrían un descenso notable en sus ventas.

Pero el resto de los fabricantes con instalaciones de producción en el país, amenazan con cambiar a otros países del continente europeo sus centros de producción.

El CEO de Toyota Europa, Johan van Zyl, ha sido más claro al anunciar durante el Salón de Ginebra que se verán obligados a irse de Reino Unido si se mantiene esta situación. El periódico Nikkei Asian Review ha llegado a publicar que Toyota abandonará el mercado británico en 2023 si el caótico divorcio con la Unión Europea termina en un callejón sin salida. Toyota emplea a unas 3.000 personas en Reino Unido, principalmente en su planta de fabricación de vehículos en Burnaston (en el centro del país) y en una fábrica de motores en Deeside, ubicada en Gales del Norte.

Por otra parte, Ford avisó al mes pasado a la primera ministra británica, Theresa May, que se estaba preparando para llevar la producción fuera de Reino Unido en caso un brexit duro. Ford tiene dos fábricas en Reino Unido (Dagenham y Halewood) y da trabajo directo a 13.000 personas.

Por último, Honda ha confirmado que ante la posibilidad de una salida de Reino Unido de la Unión Europea sin acuerdo cerrará la planta de Swindon en 2021, la única de la marca nipona en Europa. Este movimiento afectaría a 3.500 empleos directos y un número indeterminado de indirectos.

En lo que concierne al Grupo indio Tata, cuyas marcas emblemáticas británicas, Land Rover y Jaguar, son de su propiedad, también amenazan con implantar otros centros de producción fuera del país

Las voces de alarma ante la posible separación comercial y económica de Reino Unido y la Unión Europea se ha puesto en marcha. El 29 de marzo es la fecha límite para firmar un acuerdo, prorrogarlo o cancelarlo. Los políticos ingleses tienen un grave problema. Su incapacidad para lo solución es notable. Solo cabe esperar una votación que preocupa, y mucho, a la industria de automoción.