Probamos el Hyundai i20N, la garra de un pequeño deportivo
Inspirado en el i20 Coupe WRC.
lunes 13 de junio de 2022, 17:41h
La oferta del fabricante coreano atañe a prácticamente todos los segmentos y el modelo Hyundai i20N, con el que se ha introducido en el mundial de los rallies, se instala en lo que pudiéramos llamar utilitario deportivo, una especie en fase de extinción. La N que acompaña a las distintas versiones de la marca es sinónimo de estilo juvenil combinado con potencia. En este caso lleva aparejada comodidad, precio razonable y un consumo más que aceptable que está a la altura del Fiesta ST, y prácticamente se impone al resto de rivales.
La línea es la de un utilitario, pero en el aspecto exterior encontramos las primeras novedades, basadas en un diseño mucho más dinámico. Las llantas de 18 pulgadas son muy atractivas, al tiempo que destacan los faldones laterales y el parachoques delantero. La conducción es confortable, sobre todo viajes prolongados. El volante es algo más duro de lo previsto, aunque no demasiado recio, y cuenta con la mayoría de los elementos de seguridad propios de la marca.
Destaca sobre manera la cámara de visualización trasera incluida en la pantalla de 10,5 pulgadas, que posee una calidad superior a la de sus competidores. Su nitidez es tal que algún avezado cineasta podría rodar con ella una película. Se complementa con un navegador que puede recibir instrucciones a través de un micrófono, lo que facilita la seguridad. La marca había incorporado esta posibilidad con la utilización del teléfono, pero en cuando a señalar un destino significa un avance a tener en cuenta.
Se echan en falta algunos otros elementos que se incluyen en modelos de mayor gama, como las luces largas en modo automático. A cambio, cuando se utilizan los intermitentes, la corta señal sonora que nos advierte es mucho más llamativa. El cambio de marchas manual de seis velocidades no nos obliga a un amplio recorrido, como corresponde a modelos que se acercan al espíritu deportivo al que pretende acercarse.
La comodidad de los asientos se extiende al copiloto e incluso a la parte trasera siempre que respetemos las cuatro plazas. Va en detrimento de la capacidad del maletero, que es bastante reducida. Con dos trolleys de cabina apenas cabe nada más. La conducción es mucho más interesante, con tres modos distintos, que van desde el Eco al Sport. Dos botones N junto al volante nos permiten modificar parámetros que van desde la configuración del sonido a las ayudas electrónicas, pasando por el motor y la dirección.
Un botón rojo con la inscripción REV adecúa de forma automática las revoluciones del motor. Al pulsarlo incrementa a fondo la potencia de sus más de doscientos caballos. Al mismo tiempo, el cuadro de mandos se llena de información, lo que puede hacernos perder la vista en la carretera si nos detenemos en su visualización. En los modos Normal y Sport efectúa un doble embrague y su rapidez de respuesta varía según sea el seleccionado.
El consumo en modo normal es contenido, rondando los siete litros en carretera y siendo más austero en consumo combinado. La suspensión, como se requiere con sus características, es algo más dura que el modelo convencional, y la barra estabilizadora obliga a un descenso de altura cifrado en diez milímetros. No hemos apreciado desestabilización a la hora de conducir. Nos ha gustado su adecuada precisión del tren delantero, al tiempo que el trasero permite las variantes que quiera el conductor. En general, se adapta muy bien al asfalto.
El Hyundai i20N es un automóvil juvenil que dota al modelo utilitario de la garra de un deportivo. Su consumo es ajustado y el precio, alrededor de los treinta mil euros, le convierte en uno de los más apetecibles dentro de su segmento. Es fácil de conducir y acumula potencia y prestaciones dentro de sus posibilidades. A su comodidad y un completo cuadro de mandos y navegación, se suma un modo de conducción deportiva suficiente y la seguridad que consigue gracias a su barra estabilizadora más gruesa.
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