Los más radicales no dudan en afirmar que van a desaparecer. Pero los que más estudian sobre este tipo de tecnología de los motores dicen que les queda una larga vida.
Según nuestra opinión, hay una gran carga demagógica sobre este tema. Los hechos van a dar y a quitar razones a los opinadores.
Por una parte, la industria alemana, la que más ha trabajado en el desarrollo de los motores diésel, está empeñada en seguir evolucionándolos. Y es la más fuerte de Europa.
En nuestro país, por ejemplo, ha habido, hasta ahora, una mayor compra de coches diésel aunque haya bajado en estos últimos meses. Los compradores tienen miedo a las noticias que se están produciendo sobre el tema.
La última normativa europea (la Euro 6) ha conseguido que los fabricantes que siguen apostando por estos motores hayan reducido las emisiones y han conseguido los diésel más limpios de la historia y, en este momento, contaminan menos que los de gasolina o, incluso, un híbrido.
Los nuevos motores con este combustible ya montan unos sofisticados sistemas de limpieza de los gases de escape. Son caros, pero han conseguido disminuir en un 85% la emisión de NOx y un 39% la de CO2.
Muchos políticos, sin muchos conocimientos técnicos, han decidido “matar al diésel”. ¿Lo van conseguir? Sería una torpeza. Está bien que cuiden las ciudades y a sus habitantes y poner restricciones, pero tampoco hay que pasarse. Y con los que no se puede es con los transportes pesados, el reparto de mercancías y otros en los que el diésel es casi imprescindible.
La economía moderna empuja a rejuvenecer el mercado automovilístico y a un mayor dinamismo en la renovación de los coches. Es lo mejor para la industria, pero la realidad es otra muy diferente. Son muchos los automovilistas que tienen que mantener sus vehículos más de cinco o seis años y otros que no tienen más remedio de ir al mercado de ocasión a comprar vehículos con más de diez.
Por otra parte, las opiniones, para nosotros menos relistas, dan por seguro que en dos o tres años se impondrán los coches más limpios, como los eléctricos, híbridos o de gas. Pero todavía, para conseguir ventas importantes, van a pasar bastantes más años. Son muy caros y las infraestructuras necesarias están todavía en pañales.
Son tecnologías que no están al alcance de muchos y son menos las que no las entienden. En este momento es como volver a estudiar un postgrado.
Yo voy a realizar un acto de valentía y un voto a favor del diésel. Son muchos los intereses que hay en este momento y seguirán siendo muy rentables para los que viven fuera del centro de las ciudades y hacen trayectos largos, aunque ahora se les quiera aplicar un nuevo impuesto, algo poco razonable,
Mi opinión es que hasta cerca de 2030 los coches más limpios, si consiguen mayores autonomías, no van a ser una opción recomendable para un tanto por ciento muy alto de conductores. Si la economía sigue mejorando, claro.
Si (
No(
