El logotipo de Ferrari, el Cavallino Rampante, es uno de los más famosos y reconocibles en la industria automotriz. Su origen se remonta a una sugerencia de la madre de un piloto de guerra italiano, Francesco Baracca. Enzo Ferrari adoptó el símbolo en honor al piloto y trabajó con el grabador artístico Eligio Gerosa para refinarlo. A lo largo de los años, el diseño evolucionó y se perfeccionó bajo la obsesión por la perfección de Enzo. El legado del fundador de Ferrari sigue vivo en el icónico logotipo.
Si bien los fabricantes de automóviles dedican mucho tiempo a desarrollar sus identidades o logotipos, el Cavallino Rampante de Ferrari se destaca como uno de los más famosos y fácilmente reconocibles. Su combinación de colores vibrantes y simbolismo ecuestre evoca emociones de poder y libertad. Pero, ¿cómo surgió este icónico logotipo?
Ferrari ha desglosado esta fascinante historia, mencionando a tres personas como los artifices detrás de este diseño icónico: una Contessa que era la madre del piloto, un genio especialista en grabado y un piloto aéreo que luchó en la Primera Guerra Mundial.
El nombre del héroe de guerra era Francesco Baracca. En el año 1923, un piloto de carreras de 25 años logró su primera victoria con un coche en el Gran Premio del Circuito del Savio en el norte de Italia. La condesa Paolina Biancoli, cuyo hijo había muerto luchando en la guerra cinco años antes, en 1918, fue la que le dió el trofeo. Aquí empezo todo.
El piloto de carreras, llamado Enzo, recibió un mensaje desconocido de la Condesa durante la entrega del trofeo. Lo importante es que ella le instó a usar un nuevo símbolo en sus coches para tener suerte. Este símbolo era el mismo que llevaba el biplano de su hijo y, comprensiblemente, ella quería mantener vivo su legado.
El joven Enzo, afortunadamente, lo utilizó. Si hubiera sido un cínico, podría haber decidido que no necesitaba suerte después de ganar una carrera. Además, se podría argumentar que Francesco Baracca no tuvo suficiente suerte con el símbolo (logoipo), ya que no logró regresar a casa. Sin embargo, la historia reveló que Enzo era un romántico en muchos aspectos (algunos de los cuales se discutirán en una próxima película biográfica) y la iconografía encontró su lugar en los coches de carrera de Enzo.
En 1945, con la determinación de que su empresa tuviera un diseño de emblema distintivo, Enzo comenzó a trabajar en su propia fábrica. Después de 24 años de la sugerencia de la Contessa, finalmente fundó Ferrari y el primer automóvil de la fábrica de Maranello, el legendario 125 S. Sin embargo, la obsesión de Enzo por la perfección significó que los primeros diseños no eran lo suficientemente buenos.
Eligio Gerosa, uno de los grabadores artísticos más importantes de Italia del siglo XX, radicado en Milán, fue abordado por Enzo. Antes de que se encargara el logotipo, Enzo había comenzado su carrera deportiva con Alfa Romeo y Gerosa había estado suministrando insignias esmaltadas al fabricante de automóviles italiano, por lo que es probable que se conocieran previamente.
El candidato perfecto resultó ser, ya que compartía también la admiración por Baracca. Es más, una Asociación Baracca fue fundada por Gerosa específicamente para preservar el legado del piloto. El logotipo del semental negro encabritado fue refinado por Gerosa para la Asociación, dándole una cola hacia arriba. Esta característica todavía se puede encontrar en los escudos que adornan los Ferraris modernos, como el 296 GTB.
A pesar de que Officine Meccaniche E Artistiche adquirió su empresa en 1949, Gerosa continuó trabajando allí. Según los archivos de OMEA, Ferrari y Gerosa colaboraron estrechamente a lo largo de los años.
A lo largo de una relación de tres décadas, Emilio Candiani, presidente de OMEA, recuerda que Enzo visitaba el taller con regularidad. Además, él también le devolvía el favor visitando Maranello para almorzar con el fundador de Ferrari en un restaurante cercano llamado Il Cavalino. Según Candiani, esto sucedió varias veces.
En 1978 falleció Gerosa, un diseñador brillante, pero también contribuyó Enzo. Incluía una nota importante del propio Enzo en un boceto dibujado a mano que escribió Gerosa: "Invertire il cavallo", que significa "dar la vuelta al caballo". Desde entonces, el caballo ha mirado hacia la izquierda.
"Se alejó de un caballo anterior, mucho más fornido", afirmó Luigi Candiani, vicepresidente de OMEA e hijo de Emilio, al referirse a cómo la evolución del diseño hizo que el caballo se volviera gradualmente más delgado y elegante.
"Para rendir homenaje al color cívico de Módena, se optó por utilizar el amarillo como fondo. Esta elección resultó exitosa, aunque otras ideas fueron descartadas debido a la falta de gusto de Enzo por ellas", mencionó Emilio Candiani. Además, Candiani recordó cómo una de las primeras propuestas de diseño para la insignia del 125 S mostraba los colores nacionales italianos curvados en la parte superior. Sin embargo, Enzo expresó su deseo de no incluir curvas, ya que le recordaban a las parrillas de Bugatti. En su lugar, solicitó líneas rectas.
Durante las renovaciones del escudo, se pudo apreciar un mayor nivel de detalle en la cara del caballo. Emilio comentó: "En un instante, Enzo expresó su deseo de que el casco estuviera suspendido en el aire, en lugar de estar apoyado sobre las letras". Además, añadió que Enzo le exigió a Gerosa: "'me la faccia che voli' - haz que vuele por mí".
Siempre brillante será el legado de Enzo, quien era una persona muy particular y cuyos coches siempre lo reflejaban. También lo hace la insignia.
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