Puede ser, pero son dos temporadas que el mallorquín no consigue posicionarse en el lugar que le corresponde. Y no es cuestión de máquina. Ahí esta Dovizioso, para salir de cualquier duda. Un contendiente de segunda división que se ha convertido en uno de primera. Todo lo contrario de lo que le esta sucediendo a Lorenzo.
En la ultima carrera. En el Gran Premio de Francia, todo hacía indicar la llegada del esperado cambio. Le Mans, un circuito en el que el piloto mallorquín se ha subido a lo mas alto del podio en multitud de ocasiones, parecía que iba a cambiar la situación. Pero no, nos quedamos con las ganas.
Después, escuchando su punto de vista sobre estas circunstancias, nos hemos llegado a ninguna conclusión. Sigue, a pesar de todo, soberbio, altivo. Le carcome la situación actual. Esta mas claro que el agua. Lorenzo es un ganador, con hambre, pero su cabeza le puede a su corazón. No es la primera vez que nos encontramos con un piloto en esta posición mental.
Recuerdo, por estar más cerca de ellos, a Carlos Giró, hijo de Eduardo Giró el ingeniero que desafió a las Yamaha con la mono cilíndrica Ossa, pilotada por Santiago Herrero; también a “Tiriti” Cardús, que tiró por la ventana la posibilidad de ser Campeón del Mundo en 250. Es evidente que no es el mismo caso. Sin embargo, el factor psicológico fue una influencia negativa en sus respectiva proyección deportiva.
El caso Lorenzo es digno de ser tratado por un psicoanalista. Es un cambio de aptitud poco frecuente en un personaje de sus características. Se encierra en si mismo. Me lo decía hace un año su propio padre, cuando los resultados no llegaban con la Ducati. Le falta confianza. En él y en los que le rodean. No se siente arropado en un equipo italiano con un piloto italiano, que consigue los resultados que tenía que haber logrado él.
Es un problema que surge cuando el deportista pierde la ilusión, el empeño por lo que hace. ¿Falta de hambre de triunfo? Me gustaría conocerle más en profundidad. Es un hombre introvertido. No exterioriza sus sentimientos. Siempre esta a la evasiva. Es desconfiado. No lo entiendo cuando se tienen 30 años. Con esta edad, ya se corre más con la cabeza que con el corazón. Quizás sea este el problema.
Lo peor es que las circunstancias se empeoran. Además de no tener buenos resultados, su futuro esta en el aire. En Ducati han perdido la confianza en él. Piensan en la sustitución. Invirtieron mucho dinero en su contrato -dicen que 30 millones de euros- y la rentabilidad ha sido mínima por no decir nula. Por lo tanto, debe dar un cambio en su aptitud. Quitarse esos problemas -si es que los tiene-que le rondan por su cabeza. Tuvo etapas peores y salió. Pero entonces mandaba más el corazón que la cabeza.
Ahora necesita distribuir bien los muebles en sus pensamientos. Montar en moto no se olvida. Y, Lorenzo, esto, lo hace bien. A los hechos me remito.
Si (
No(
