El coche de motor de la actualidad hunde sus raíces en la creación de Karl Friedrich Benz, que creó el primero en 1886, en Alemania. En plena revolución industrial. Henry Ford tomó el testigo y comenzó a producir coches en cadena, hasta alcanzar la friolera cifra de 15 millones de unidades. Esto fue tan solo el comienzo de una evolución vertiginosa, que ha ido de los 20 kilómetros por hora en coches rudimentarios a auténticas revoluciones de la funcionalidad, la eficiencia y el entretenimiento.
Probablemente, uno de los grandes avances se ha producido en lo que tiene que ver con las emisiones. En la actualidad ya somos testigos de lo que nos depara el futuro. Desde 2017 vemos coches eléctricos en carretera que pueden recorrer hasta 400 kilómetros sin necesidad de recargarse; y para 2030, al menos en algunas partes del norte de Europa, solo habrá este tipo de coches circulando. Según estimaciones de la industria, en 2050 los coches de gasolina y diésel habrán pasado a mejor vida, aunque ahora mismo cueste imaginárselo.
Otro de los grandes retos tecnológicos es reducir o incluso terminar con los atascos. Actualmente se está trabajando en diferentes tipos de tecnologías que permitan a los vehículos inteligentes del futuro tomar decisiones sobre qué rutas coger para evitar las congestiones de tráfico; y en una línea muy similar, se está avanzando mucho en el terreno de los coches autónomos, que se podrán conducir con piloto automático dentro de las ciudades, dicen, en aproximadamente cinco años.
Por otra parte, el ocio ya es una parte fundamental de los coches actuales, y es protagonista en el caso de aquellos que están en el vehículo y no son conductores. Industrias como los juegos de casino y los videojuegos tienen claro que los diferentes avances tecnológicos, relativos, por ejemplo, a la realidad virtual o a la inteligencia artificial, formarán parte de los coches del futuro. De hecho, actualmente hay diversas plataformas para acceder a plataformas como PokerStars y jugar junto a otros jugadores en tiempo real mientras viajamos en coche; de la misma forma, podemos jugar a alguna de las videoconsolas más punteras o disfrutar de videojuegos de grandes desarrolladores en nuestros smartphones. Los hay que incluso se atreven aa instalar dispositivos de juego antiguos en coches muy modernos.
En una línea muy relacionada, los coches están cada vez más conectados, ofreciendo espacios adecuados para trabajar, ver una película o simplemente navegar por internet en grandes pantallas preinstaladas en los automóviles. Esta conectividad no se reducirá solo a turismo particulares, sino que probablemente empecemos a ver transporte urbano que ofrece conexión de calidad a sus usuarios.
El espacio y la comodidad está siendo otro de los puntos fuertes de los proyectos a corto y medio plazo. Al no necesitar los mismos elementos que un motor a gasolina, y ocupar mucho menos espacio, los coches pueden utilizar este excedente para proporcionar un espacio más acogedor y cómodo.
Por último, aunque existen otros muchos avances tecnológicos que podríamos destacar, está la seguridad. Los automóviles del futuro no solo tendrán la capacidad de mantener siempre distancias adecuadas de seguridad, sino que podrán frenar de forma automática para evitar desde accidentes graves a pequeños golpes o rasguños habituales.
El material con el que se fabrican los coches es cada vez más duradero y fuerte, con probabilidad, los aceros ultrarresistentes, así como los plásticos y espumas de última generación, gobernarán los coches del futuro para que no solo sean más funcionales, entretenidos, acogedores e inteligentes, sino también más seguros
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