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Prueba a fondo

NISSAN LEAF, el eléctrico puro
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NISSAN LEAF, el eléctrico puro

Probar un coche eléctrico dada nuestra experiencia en este tipo de vehículos es algo que se sale de la norma. Todavía la oferta es pequeña, por no decir mínima

Por Tomás Diaz-Valdés
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martes 25 de octubre de 2016, 16:57h

Mientras los Gobiernos europeos no se pongan de acuerdo para fomentar una estructura de recarga de vehículos, el coche eléctrico tiene sus limitaciones.

A pesar de estas premisas –muy a tener en cuenta en el momento de adquirir un vehículo eléctrico total- hemos tenido la oportunidad de probar el Nissan Leaf. Estamos en otoño y como su nombre “hoja” (Leaf en inglés), que mejor momento para recogerla en nuestra carretera, ¿no?

Es un todo eléctrico. No tiene motores que compartan la motricidad, ni siquiera la recarga de la batería, como sucede con algunos híbridos. Pero, como todos los eléctricos, tiene el mismo problema: la autonomía y, en consecuencia, dónde recargar su batería.

No es fácil; y si vivimos en una urbanización de vecinos, imposible recargar en el garaje. En el mejor de los casos es comprar un prolongador para enchufar en casa, si es que te dejan los vecinos. Hacerlo desde un enchufe comunal del garaje es casi un imposible.

Por lo tanto, solo aconsejamos la compra del Nissan Leaf a los que vivan en viviendas unifamiliares. Porque depender de los postes de recarga es una odisea, Ponemos de ejemplo Madrid. De 36 puntos, solo funcionan menos de una docena. El vandalismo callejero, además de otros factores políticos, se ha encargado de su falta de funcionamiento.

Pero volvamos al Nissan Leaf. Se trata de un compacto de cuatro puertas con capacidad para cuatro personas. Los técnicos de Nissan han hecho un coche de cero emisiones, pero con más capacidad para almacenar energía en sus baterías. Esto tiene un hondo significado: que se puede ir más lejos. ¿Cuánto? Para muchos, por desgracia, no es suficiente. Ahora bien, los afortunados que recorren menos de los 200 kms, el juguete puede ser interesante. ¿Pero merece la pena reconsiderar y reevaluar sus pros y los contras? ¡Vamos a verlo!

Agilidad y silencio

El Nissan Leaf rueda rápido y silencioso. Basta con desenchufarle, poner el cable en el maletero, pulsar y salir con cierta alegría. A continuación, pronto se encontrará el placer de conducir algo totalmente diferente: el motor funciona desde el inicio. Hay potencia desde el momento en el que pisamos el acelerador, lo que desencadena en hacer muy rápido los primeros metros, con una progresión notable hasta los 70 por hora. Un tiempo satisfactorio también de 0-100 y más allá.

Esto conquista hace sentirte diferente. Y sin tocar el cambio. Ni automático ni mecánico. No lo necesita. La energía eléctrica tiene esta ventaja. La potencia es la misma, desde cero revoluciones a… ¡lo que sea! No se dice para impresionar. Esto se encuentra en otros modelos eléctricos puros, incluido el Twizy o en modelo tan dispares como los BMW i3, Kia Soul EV, la Clase B de Mercedes-Benz EV y, en niveles más extremos, como el Tesla .

Conducción en relajarse.

Dejando los eléctricos caros para otra ocasión, entre los eléctricos más asequibles gracias a las subvenciones de nuestro país, el Nissan Leaf es un coche eléctrico para los que les gusta la ecología y tienen un presupuesto de 25 mil euros

¿Qué por este presupuesto puedes comprarte un buen diésel, incluso un hibrido? ¡Evidentemente! Sin embargo, es un coche que se conduce con gran facilidad y relajación, basándose en las características de unas cinco puertas normales. Y eso es una buena accesibilidad. El espacio a bordo más que suficiente para cuatro personas, maletero honesto y, por último, todo el equipo que se podría esperar. Pero como todo no es tan bonito y bueno, echamos de menos una adecuada información y entretenimiento en el coche, a pesar de la pantalla de 7 pulgadas y las funciones NissanConnect.

El problema de la autonomía

La marca declara una autonomía de 250 kilómetros. No es cierto. En uso real entra pánico cuando observamos las dos últimas columnas de la carga y no hemos recorrido todavía 160 kilómetros. Es evidente que hay muchos factores que influyen en el consumo de la energía: el “peso” del pie sobre el acelerador, el uso del aire acondicionado y la calefacción, el uso de los limpiaparabrisas, etc. Todo “chupa” de la misma fuente energética. La realidad es que a duras penas superamos los 180 kilómetros, contra los 125 que hacíamos hace cinco años. Se ha mejorado, evidentemente. Podemos asegurar que el consumo puede cifrarse en, aproximadamente, en 5,3 kilómetros por kilovatios/hora.

Ojo en carretera

En cuanto a la carretera, en el caso del Nissan Leaf aconsejamos rodar alrededor de 100 por hora. Por encima, el consumo se dispara mucho, pero, por supuesto, no hay nada que impida pisar el acelerador, al menos hasta los 120 kilómetros por hora. Eso sí, siempre que tengamos un cargador disponible antes de recorrer 100 kilómetros. Pasarse de la velocidad adecuada y alcanzar su velocidad máxima (superior a los 150 kms./hora), como sucede con sus principales competidores, es un riesgo de quedarse tirado y sin “pilas”. La limitación, mucho más allá de la del Código, viene dada por la electrónica.

Lo más sobresaliente es el silencio de uso. Ni siquiera en carretera. Hay que decir, entonces, que el confort acústico de pasajeros es excelente, incluso a altas velocidades. Tanto es así, que, a veces, hay que utilizar el claxon por la seguridad de los peatones y ciclistas.

A favor: Confort, Nivel sonoro, Habitabilidad

En contra: Autonomía, Donde cargar, Precio

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